Cuando Dominguín toreaba en Francia, el pintor siempre lo iba a ver con devoción. Incluso el torero llegó a dedicarle una faena a Picasso. Finalmente, se terminaron conociendo en 1958 cuando el escritor y cineasta francés Jean Cocteau los presentó luego de una corrida en Arles. En ese entonces Pablo Picasso estaba emparejado con Jacqueline Roque y Luis Miguel Dominguín casado con la actriz italiana Lucía Bosé. A partir de ese momento comenzó una amistad que se fue consolidando con los años. Al poco tiempo de conocerse, Picasso invitó al matrimonio Dominguín - Bosé y sus hijos, Miguel y Lucía, a su residencia en Cannes. A eso siguieron salidas a comer, visitas a la playa, paseos y otras actividades. Lucía recuerda que dado a que todos eran famosos no había ni un trato especial hacia Picasso sino que mantuvieron una amistad normal que se da entre amigos. Los momentos compartidos comenzaron a ir más allá de las corridas. Como la vez que visitaron al cineasta que los presentó, Jean Cocteau, quien en ese momento estaba rodando la película "El testamento de Orfeo" (1959) y terminaron siendo parte de ella junto a Charles Aznavour, Brigitte Bardot y Yul Brinner.
Era tal la confianza entre estas dos parejas que cuando el torero realizó un tour por Latinoamérica junto a su mujer, los niños de éstos se quedaron en casa del artista español en Cannes, al cuidado de su esposa Jacqueline.
Lucía Bosé recuerda que Picasso trataba bien a sus hijos y que para éstos la casa del pintor era todo un hallazgo. Especialmente lo fue para Miguel que, según cuenta la actríz, entró al estudio de Picasso y le dijo: "Pablo, esto es el paraíso" a lo cual éste le contestó "también, a veces, es el infierno".
A la vuelta de su viaje, Luis Miguel y Lucía, anunciaron la llegada de un tercer hijo que lo llamarían Pablo o Paola, en honor al artista. Fue así como Picasso terminó siendo padrino de Paola, la tercera y última hija del torero y actriz.
Durante los años de amistad, el pintor solía regalarles dibujos y objetos a la pareja de amigos o a sus hijos. Fueron lo suficiente como para que hoy conformen la colección perteneciente a la familia Dominguín-Bosé y que conforma la muestra "Picasso. Homenaje al torero" trae a nuestro país. La exposición comprende medio centenar de grabados, collages, dibujos y cerámicas que el genio malagueño realizó entre 1956 y 1965.
Los lazos que se fueron creando entre Picasso y los Dominguín-Bosé se mantuvieron pese a la ruptura de esta última pareja por las infidelidades del torero. Sin embargo, la admiración entre artista, torero y actríz dura hasta hoy.
Era tal la confianza entre estas dos parejas que cuando el torero realizó un tour por Latinoamérica junto a su mujer, los niños de éstos se quedaron en casa del artista español en Cannes, al cuidado de su esposa Jacqueline.
Lucía Bosé recuerda que Picasso trataba bien a sus hijos y que para éstos la casa del pintor era todo un hallazgo. Especialmente lo fue para Miguel que, según cuenta la actríz, entró al estudio de Picasso y le dijo: "Pablo, esto es el paraíso" a lo cual éste le contestó "también, a veces, es el infierno".
A la vuelta de su viaje, Luis Miguel y Lucía, anunciaron la llegada de un tercer hijo que lo llamarían Pablo o Paola, en honor al artista. Fue así como Picasso terminó siendo padrino de Paola, la tercera y última hija del torero y actriz.
Durante los años de amistad, el pintor solía regalarles dibujos y objetos a la pareja de amigos o a sus hijos. Fueron lo suficiente como para que hoy conformen la colección perteneciente a la familia Dominguín-Bosé y que conforma la muestra "Picasso. Homenaje al torero" trae a nuestro país. La exposición comprende medio centenar de grabados, collages, dibujos y cerámicas que el genio malagueño realizó entre 1956 y 1965.
Los lazos que se fueron creando entre Picasso y los Dominguín-Bosé se mantuvieron pese a la ruptura de esta última pareja por las infidelidades del torero. Sin embargo, la admiración entre artista, torero y actríz dura hasta hoy.
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