Cardio trae de vuelta al otro Bosé, que es, simplemente, el mejor. Y esto a pesar de que el primer bocado no dé buena cuenta de ello. Así, la digerible, pícara y lúdica "Estuve a punto de..." más parece la despedida de ese otro yo. Configurando un continuo, el segundo corte actúa como un puente hacia las nuevas exploraciones ("Júrame" es como una versión oscura de "No hay un corazón que valga la pena"), mientras que el tercero se sumerge de lleno en ellas. "Dame argumentos", uno de los momentos más altos del disco, es un pop enérgico, que asciende hasta el despliegue de un poderío de guitarras y teclados a lo The Killers, sobre las cuales canta un Bosé melancólicamente monocorde, pero no menos energizado.
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