
El primer concierto de Miguel Bosé de su gira ´Cardio´ tuvo todos los ingredientes para convertirse en uno de los más comentados en los medios de comunicación: famosos, grandes canciones y muchas anécdotas.
Todavía tiemblan los cimientos del Casino de Aranjuez. Se resienten ante la actuación magistral del cantante Miguel Bosé que arrancó, de forma singular, su gira ‘Cardio’ por los escenarios de la geografía española. Gustó sobremanera su forma de actuar, sus movimientos pélvicos y, sobre todo, que decidiera incluir en su repertorio canciones míticas como “Nena” o un “Amante Bandido” que se resistió a cantar hasta el final. No parece gustarle demasiado que sus seguidores todavía le pidan que entone el tema con el que consiguió subirse a la cresta de la ola. No fue del todo acertado el experimento musical, al estilo LSD, con el que Miguel intentó mantener la atención del público mientras él se cambiaba de ropa. Llegó hasta marear que repitiera hasta el cansancio la palabra “eunucos” durante tan caprichoso recital. Lo más divertido –y esperado, por supuesto- llegó cuando el celebérrimo cantautor decidió poner fin a las peticiones del gentío tarareando temas de su anterior disco, Papito, quizás mucho más conocidas y veneradas que las de su último trabajo musical.
Fue en una de estas interpretaciones cuando sobrecogió que al mirar a la entrepierna de Bosé se apreciara una leve erección que provocó un sonoro «mira, mira» entre algunos de los allí congregados. No cabe duda de que su aparente excitación tenía nombre propio: Aranjuez. Estaba más que entregado a un público que lo vitoreaba como a una Virgen. En su particular altar todo eran destellos de luz, pantallas móviles y un coro milimétricamente vestido y con gran valía.
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