
El reloj marcaba las 22.30 horas cuando apareció él. El más esperado y, minutos más tarde, el más aplaudido y elogiado: Miguel Bosé. De traje negro y camisa blanca y más guapo-rejuvenecido que nunca apareció el eterno del pop español.
Acompañado por ocho músicos igual de refinados y con un montaje de luz y sonido impresionante, Bosé hizo vibrar a su público.
Que se lo digan a las tres gallegas que encabezaban la cola desde las nueve y media de la mañana. Natalia Pedreira, Elisa García y Elena Pazos, fans incondicionales del artista, iban a asistir a los conciertos que éste tenía previstos en Narón y en Vigo y que finalmente fueron cancelados.
El único concierto en Galicia de la gira Cardio Tour comenzó al compás de Ayurvédico, filosofía milenaria de la India con la que el papito de los últimos tiempos se ha vuelto a sentir como un chaval al recuperar una imagen juvenil
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