CIUDAD DE MÉXICO (29/AGO/2015).- Miguel Bosé llegó a tener una colección de cientos de discos en vinil, esos objetos de 33 o 48 revoluciones por minuto. Era una selección que habría hecho palidecer a cualquiera, pero Bosé terminó regalando todos esos discos por una cuestión de espacio.
“La di entera a una persona que sabía que la iba a cuidar y apreciar, había verdaderas joyas de la primera época de mi infancia, de los Rolling Stones, de todas las nacionalidades como italiana, incluso una colección maravillosa de música clásica que mis padres trajeron desde Rusia”, recuerda el cantante del otro lado del auricular, mientras cae la tarde en Madrid.
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